Saludo al Sínodo Panamazónico desde Mesoamérica: Oportunidad de caminar juntos para la defensa de la casa común
Desde la Reserva de Biósfera Maya (RBM), con el corazón del cielo y corazón de la tierra, con el aleteo del colibrí que impulsa la fuerza de sabidurías ancestrales que provienen de cada uno de los puntos cardinales, elevamos nuestro espíritu y sembramos nuestra palabra como milpa de raíces sagradas.
Saludamos al Papa Francisco y nos solidarizamos con su propuesta de promover una cultura del encuentro que nace sinceramente de una Iglesia en salida, pobre y para los pobres. Suscribimos su invitación a enfocar los esfuerzos para que todos en esta casa común tengamos tierra, techo y trabajo. Nos unimos al clamor de la tierra que es el mismo clamor de los empobrecidos, para hacer eco de la declaratoria de emergencia climática como consecuencia de un modelo de economía que mata y que maltrata.
De manera especial, acogemos su llamado a proteger el agua como derecho fundamental, a sufrir la extinción de las especies como si fuera una mutilación del propio cuerpo y a reconocer que todo está conectado. Todo es relación. En esto hay una convergencia de cosmovisiones.
La región mesoamericana es pequeña en comparación con el gran bioma amazónico, pero presenta uno de los más altos índices de densidad en biodiversidad del planeta. En un 0,5% de extensión habita 10% de la biodiversidad y 17% de las especies del mundo, en convivencia con numerosos grupos étnicos que hemos sido guardianes ancestrales de estos territorios y puente de conexión cultural en estos corredores de la vida entre el norte y sur de América, y los océanos Pacífico y Atlántico. Sin duda alguna es una de esas “otras amazonías” de las que habló recientemente el Cardenal Baldisseri, secretario del Consejo preparatorio del Sínodo Panamazónico.
Desde cuando el Papa Francisco anunció el 15 de octubre de 2017 el Sínodo especial para la Amazonía, para reflexionar sobre el tema: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral, resaltó su fuerte dimensión “Universal” y con ello respalda la defensa, protección y preservación de la “Casa Común” y la garantía de sus derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes en cualquier parte del mundo.
Los Pueblos originarios y Comunidades locales de los bosques tropicales, vemos reflejada la reivindicación de nuestras demandas históricas en la encíclica Laudato si´ y nos sentimos unidos como familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral frente a una crisis ecológica de esta casa común. Sabemos que todo este caos se debe al actual modelo de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad, y una cultura del descuido, el descarte y la muerte prematura que atentan contra la autonomía y la libre determinación de los pueblos indígenas, en este momento histórico primordial para la vida digna, la justicia y la lucha de nuestra Madre Tierra.
En este sentido, las organizaciones territoriales de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB), la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP), en conjunto con organizaciones comunitarias y de Colombia, Brasil, Perú y México, sumados en una misma preocupación con la Iglesia y en apoyo a los esfuerzos del Papa Francisco, unimos nuestras sus voces para saludar al Sínodo Amazónico y hacer un llamado “Universal” para la defensa, protección y preservación de la “Casa Común” y la vida.
El Sínodo Amazónico nos proyecta hacia Tiempos de esperanza como lo indica el ‘Instrumentum laboris’ y nos acerca en la lucha por la vida y el respeto a la naturaleza de los pueblos. En esta ruta, los pueblos indígenas y comunidades locales hemos venido aportando en un conjunto de eventos locales e internacionales que han servido en la preparación como el celebrado en Washington (19-21 de marzo 2019) en la sede de la Universidad de Georgetown. En este evento las comunidades de la Amazonia, Mesoamérica y de otras partes del planeta, confirmamos nuestro compromiso por trabajar incansablemente por el cuido de la Casa Común y los desafíos de la iglesia para acompañar a los territorios en la defensa de sus derechos.
Esperamos que el nacimiento formal de la Red Eclesial y Ecológica Mesoamericana (REMAM) coincida con la puesta en marcha de los acuerdos del Sínodo Panamazónico y sus repercusiones universales en todos los biomas del planeta, y en especial, en estos corredores mesoamericanos para que en un día no muy lejano verán el vuelo del águila y el cóndor para que florezcan modelos económicos alternativos, solidarios, circulares, en la consciencia que mucho de los males de nuestros territorios son ocasionados por la voracidad consumista de sectores sociales de otras latitudes. Una vez más, se comprueba nuestra interdependencia, el polvo del Sahara, los aires sobre el Atlántico, los ríos voladores, las raíces de los árboles, el aliento de animales, el amor entre la gente del maíz, estrechan nuestros vínculos y nos hace solidarios.
Tengan la plena seguridad que el eco de nuestros ruegos llegará hasta Roma y viajará en el tiempo y la distancia para abrazar a cada pueblo del Amazonas. Al fin y al cabo, pisamos el mismo suelo, vivimos bajo el mismo cielo, danzamos con el mismo anhelo.
Peten, Guatemala
16 y 17 de julio de 2019