Por Dina Juc – Área de Derecho y Cultura, Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques
En el Marco del Día Mundial del Medio Ambiente, los pueblos indígenas recordamos al mundo, a los organismos internacionales y a los gobiernos de Estados, que el 80% de la biodiversidad del planeta, se ubica en nuestros territorios y es gracias a la relación espiritual, cultural, social y económica que por siglos hemos mantenido con la tierra. Sin embargo, los pueblos indígenas y esta diversidad biológica corremos un gran peligro mientras, a nivel mundial, avanzan negociaciones climáticas, diálogos y acuerdos entre partes, organizaciones internacionales, ONGs ambientalistas y organizaciones indigenistas. Es preocupante ver que la vulneración y violación de derechos humanos de los pueblos indígenas y del medio ambiente va en aumento.
El informe 2021 de la organización internacional Global Witness, evidencia que, “a medida que se intensifica la crisis climática, también aumenta la violencia contra quienes protegen su tierra y nuestro planeta. Ha quedado claro que la explotación irresponsable y la codicia que impulsa la crisis climática también están impulsando la violencia contra las personas defensoras de la tierra y del medio ambiente”. En 2020, se registraron “227 ataques letales, lo que establece un promedio de más de cuatro personas asesinadas por semana y lo convierte, una vez más, en el año más peligroso registrado para las personas que defienden sus hogares, la tierra y los medios de vida, así como los ecosistemas que son vitales para la biodiversidad y el clima”, señala.
Mientras tanto, nuestros pueblos indígenas y líderes sostienen una larga lucha; trabajamos incansablemente en la primera línea para mantener la poca riqueza natural y biodiversidad de la cual depende el planeta, somos asesinados y criminalizados. Nuestros territorios son otorgados bajo licencias autorizadas por los gobiernos y los ministerios de ambiente a grandes empresas, agroindustrias y transnacionales dedicados a plantaciones de monocultivos desplazando así, a nuestros pueblos guardianes de la vida y de la tierra, sin ser consultados ni cumplir con el proceso establecido por La Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas. La Declaración exige a los Estados que se nos consulte y se colabore de buena fe con los pueblos indígenas a fin de obtener nuestro consentimiento libre, previo e informado antes de adoptar y aplicar medidas legislativas o administrativas que puedan afectarnos.
A pocos días de celebrarse la Decimoquinta reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica y a pocos meses de conmemorarse el Día Internacional de los Pueblos Originarios, las violaciones lesivas a los derechos humanos de los pueblos indígenas y de su territorio no se detienen, innumerables denuncias y demandas son engavetadas. Los pueblos indígenas no logramos defender nuestro territorio contra la invasión y despojo masivo y sistemático de nuestras tierras y de los recursos debido a que, de ese 80% de la biodiversidad y de la masa boscosa protegida en nuestro territorio. Somos propietarios legales con títulos de propiedad del solo 11% de estas tierras.
A los gobiernos y a las organizaciones internacionales garantes de los derechos humanos y del medio ambiente, les hacemos un llamado para que no sigan avanzando en las negociaciones y agendas climáticas mientras los principales actores y protectores de la vida no estemos realmente representados en las tomas de decisiones, mientras no se nos garantice una participación, consecutiva, plena y efectiva.
En el Día Mundial del Medio Ambiente los pueblos indígenas de la región Mesoamericana, seguimos planteando nuestras preocupaciones:
- A los Estados, cooperaciones y organizaciones internacionales garantes de los derechos humanos y del medio ambiente, que habiliten espacios de participación efectiva de los pueblos indígenas y de sus representantes legítimos en las plataformas globales de diálogos y tomas de decisiones vinculadas a los pueblos indígenas, al cambio climático y otras negociaciones climáticas. Estos eventos deben ser coordinados directamente con los pueblos indígenas y nuestros representantes legítimos, además, de que se nos dé un trato digno e inclusivo como socios en las negociaciones climáticas a nivel global y en cada país a las que pertenecemos.
- Exigimos justicia y el cese a la persecución de mujeres y hombres líderes y autoridades ancestrales de nuestros pueblos por defender la tierra y los recursos naturales.
- Es urgente una inclusión real de nuestros Pueblos en las negociaciones climáticas, que nos permita una participación en las evaluaciones y monitoreo de las actividades de las COP.
- Es urgente el apoyo financiero directo a nuestros territorios. Esta sería una digna declaración a todos los esfuerzos que realizamos día a día en la protección y conservación del medio ambiente, la biodiversidad y la vida.
- El reconocimiento y la protección de nuestros derechos como pueblos indígenas y de nuestro territorio, así como el respeto, valoración e inclusión clave de nuestros conocimientos tradicionales y ancestrales en la protección de la biodiversidad y del medio ambiente.
- La restitución de nuestros derechos ancestrales y territoriales sobre nuestras tierras, el reconocimiento y respeto por parte de los Estados a dichos derechos restituidos.
- Nos preocupa que aún no se garantice el derecho humano al agua a los pueblos indígenas y que los gobiernos no manifiesten voluntad política para atender las demandas y manifiestos de violación de derechos que sufrimos y que sufren nuestros ríos. Es evidente el aumento del desvío de los ríos, el acaparamiento y la contaminación que las empresas mineras, agroindustrias, hidroeléctricas y otros están provocando, logrando así impactos negativos e irreversibles en contra de los ecosistemas y de la población. A los pueblos indígenas se nos imponen normativas que regulan el uso del agua de manera mercantilizada e industrializada.
- Inclusión plena y efectiva de nuestros pueblos a través de nuestros líderes en las discusiones sobre la declaración del acuerdo internacional conocido como “30×30″ que busca proteger el 30% de la superficie de tierras y mares del planeta para 2030. El acuerdo compromete a los países firmantes a trabajar para frenar la acelerada pérdida de especies y áreas naturales, durante las últimas reuniones del Convenio sobre la Diversidad Biológica, organizaciones ambientalistas y ONGs han presionado diálogos para el cumplimiento de esta meta del Marco Global de Biodiversidad. Diálogos donde no estamos representados los pueblos indígenas como actores claves en estas discusiones, teniendo claridad que desde nuestros territorios luchamos cada día en frenar la acelerada pérdida de especies y áreas naturales a través de nuestras prácticas ancestrales, milenarias y tradicionales basadas en la relación espiritual, cultural, filosofía milenaria, social y económica con la tierra. A los pueblos indígenas nos preocupa que no estemos en diálogos que se organizan sobre áreas protegidas como una estrategia para lograr el cumplimiento de estas metas en el marco global de diversidad. No es posible que se avance en estos diálogos cuando para los pueblos indígenas, los métodos y la declaración impositiva de áreas protegidas han representado despojo, desalojos violentos de comunidades enteras en nuestros territorios, violación de derechos humanos, criminalización, asesinatos, persecución y represión contra nuestros pueblos y nuestras autoridades. La declaración internacional de este acuerdo se puede utilizar de forma perversa en contra de nuestros pueblos, beneficiándose los sectores de siempre. Las autoridades estatales, organizaciones y ONGS ambientalistas toman decisiones sin garantizar nuestra participación plena y efectiva vulneran nuestros derechos al Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) entre otros derechos al no ser considerados socios en diálogos y búsqueda de soluciones.
Los pueblos indígenas llevamos siglos planteando demandas, presentando denuncias sin ser escuchados, mientras las negociaciones climáticas y discusiones entre funcionarios y ONGs avanzan. Es importante comprender que, mientras nuestros territorios y nuestras vidas corren peligro no podemos seguir protegiendo la biodiversidad y el medio ambiente del cual depende el futuro de la humanidad. La participación limitada y esporádica que se nos brinda en los espacios de tomas de decisiones y acciones climáticas, no son suficientes, es urgente habilitar un mayor espacio para que las voces y el aporte de nuestros pueblos estén realmente representadas.
Queremos recordar que a pesar de tantos negociaciones climáticas y acuerdos ratificados a nivel internacional, los pueblos indígenas seguimos batallando contra los efectos del cambio climático, una crisis que crece día a día provocada por una minoría que se enriquece sin comprender que es urgente transformar la visión económica y el modelo de desarrollo planteado hasta hoy. Un modelo que ha provocado la pérdida de grandes extensiones de bosques, extinción de animales y plantas, contaminación masiva, un desarrollo para pocos mientras se agudiza la pobreza en la población indígena, sumado a ello el ataque sistemático contra los que defendemos de la vida y tratamos de evitar que se siga arrasando con los recursos naturales. Es doloroso para nuestros pueblos seguir perdiendo a hermanos y hermanas que protegen la vida. La realidad ha demostrado que los ataques letales que nuestros pueblos sufren en su mayoría son hacia nuestros líderes hombres. Sin embargo, “las mujeres que actúan y se manifiestan también se enfrentan a formas de violencias específicas de género, criminalización, incluida la violencia sexual. Las mujeres suelen enfrentar un doble desafío: la lucha pública para proteger su tierra y la lucha, a menudo invisible, para defender su derecho a manifestarse dentro de sus comunidades y familias.” Datos sustentados en informes e investigación de Global Witness.