- Las mujeres indígenas, guardianas de los conocimientos ancestrales, tienen un papel clave en la batalla global frente al cambio climático.
- Debe haber financiamiento directo para los pueblos indígenas y las comunidades forestales para compensar los servicios ambientales que ellos le brindan al planeta al cuidar de los bosques.
- Los gobiernos tienen que reformular sus relaciones con los pueblos indígenas desde la equidad y el reconocimiento de sus saberes ancestrales.
Estas fueron algunas de las reflexiones que resultaron del Taller Internacional “Pérdidas y daños a causa del impacto de los huracanes y otros eventos extremos en los medios de vida de los pueblos indígenas y comunidades locales.” (Vinculado al Acuerdo de París y al Mecanismo de Varsovia), organizado por la Coordinadora de Mujeres Líderes Territoriales (CMLT) de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques este 21 de Septiembre, con el objetivo de propiciar un diálogo entre actores relevantes en la región para abordar el impacto del cambio climático en las comunidades indígenas y forestales desde la equidad.
Pérdidas y daños
A nivel mundial, 1.7 billones de personas se han visto afectadas por eventos extremos y solo en el año 2020, 30 millones de personas fueron desplazadas por eventos vinculados a temas ambientales como inundaciones, huracanes, sequías y alzas en el nivel del mar.
Ritu Bahardwaj, Investigadora del Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED), comentó que los desastres naturales que afectan la región son de una frecuencia y magnitud sin precedentes y, al no tener experiencias similares, las comunidades no pueden estar completamente preparadas para enfrentarlos, mucho menos sin recursos. “Cuando pasan múltiples desastres, uno tras otro, las comunidades ya no pueden lidiar con ello. Por ejemplo, si estaban preparados para que el huracán pase una vez al año, y esta vez pasa dos o tres veces, las comunidades se enfrentan a situaciones desconocidas y extremadamente difíciles. Aun en un escenario positivo en términos de mitigación, el cambio climático está pasando ya: hay pérdidas y daños. Las comunidades ya están siendo desplazadas. Tenemos que crear nuevas estratégias.”
En este sentido Nancy Cambell, primera Vicepresidenta de Costa Rica, recomendó que se tomarán las siguientes medidas:
“Los Gobiernos y la comunidad internacional deben generar estrategias diferenciadas -según las particularidades de cada territorio- para reducir pérdidas y daños directamente relacionados con los impactos del cambio climático. Hasta ahora, la respuesta lenta y el déficit de financiamiento, deja a las comunidades en situación de exclusión y vulnerabilidad”.
Mujeres territoriales en primer línea frente a las pérdidas y daños
Arelia Molina, indígena Miskita, originaria de la comunidad de Layasiksa y Fátima Hernández, indígena Mayangna de la comunidad de Musawas, ambas productoras que conservan sus prácticas ancestrales de siembra para el consumo de sus familias y cuyos medios de vida se vieron directamente afectados por los huracanes Eta e Iota, dieron sus testimonios sobre cómo sus comunidades se organizaban cuando sabían que venía un huracán. Ambas experiencias coincidían en la importante labor de organización y autogestión comunitaria para crear rutas de evacuación y construir refugios, para preservar las vidas humanas.
Así mismo, las historias de ambas son muestra del liderazgo -históricamente no reconocido- de las mujeres para asegurar la protección y subsistencia de sus comunidades.
Cuando un huracán u otro evento extremo arrasa con los cultivos, las mujeres juegan un rol fundamental, tanto en la preparación en los momentos previos (cosechar y conservar alimentos, preservación de semillas y plantas medicinales), durante (asegurar la alimentación, sanar heridos y enfermos) y posterior al desastre, ya que en muchas familias son ellas las encargadas de la reactivación de los sistemas productivos.
En este sentido, la Vicepresidenta de Costa Rica, también enfatizó que los eventos extremos duplicaban la carga de las mujeres en las siembras y en el hogar. A la vez, muchas mujeres se ven expuestas a otras formas de violencia después del desastre, porque quedan sus comunidades aisladas en situaciones caóticas de hambre, sed, enfermedad y desesperación, subsistiendo en albergues sin las condiciones más elementales.
Equidad y reconocimiento hacia los saberes ancestrales
Pauline Buffle de UICN Global, dijo que estaba ampliamente demostrado que el apoyo a la agricultura familiar liderada por las mujeres, es una medida efectiva para mejorar la seguridad alimentaria y también para brindar más alternativas de economía local y evitar la migración de los jóvenes a centros urbanos.
“Ya hay soluciones y los pueblos indígenas los están implementando. Las mujeres indígenas tienen un papel clave y eso lo tiene que reconocer la comunidad internacional, los gobiernos y autoridades locales, las ong, todos, tienen que brindarles a ellas, mujeres indígenas y de comunidades forestales, apoyo directo para poder hacer frente a esta crisis ambiental” expresó Pauline.
“Si Centroamérica alberga el 7% de la biodiversidad en este territorio tan pequeño es porque están los pueblos indígenas en primera línea, para asegurar que esa biodiversidad quede intacta” comentó Alberto Manghini, Unión Europea, enfatizando que la comunidad internacional no ha dedicado la debida atención, ni el debido reconocimiento a los pueblos originarios que defienden los últimos bosques tropicales del mundo.
Así mismo sugirió seguir creando diálogos a distintos niveles de incidencia, para que la comunidad internacional y los representantes de los pueblos originarios puedan compartir visiones y experiencia de cara a crear soluciones hacia el futuro.
Documental “Renaciendo”
Casi un año después del impacto de los huracanes Eta y Iota, mujeres productoras de las comunidades Miskitas y Mayangnas de Nicaragua nos cuentan en este documental, cómo sus comunidades resistieron el huracán y las estrategias que han ido desarrollando para recuperar poco a poco sus siembras.
Míralo completo acá: